6 de octubre de 2025

Matrícula en doctorados en educación creció más de 2.600% en Chile, pero solo el 60% cuenta con acreditación

+NOTICIAS.- Un estudio universitario reveló un crecimiento histórico de la matrícula doctoral en educación en el país, aunque persisten importantes desafíos estructurales, como concentración institucional, baja acreditación y limitaciones de financiamiento.

REGIÓN DE ARICA Y PARINACOTA, Iquique.- Una investigación desarrollada por expertos del Doctorado en Educación de la Universidad de Tarapacá, UTA (Drs. Ganga-Contreras, Rodríguez, Castillo y Viancos), analizó la evolución de los programas de doctorado en educación en Chile entre 1984 y 2022, detectando un aumento de la matrícula de 2.680,5% y una multiplicación por 46 del número de propuestas existentes. Este crecimiento refleja la expansión de la oferta institucional y el mayor acceso a becas estatales, aunque durante décadas el país dependió de la formación doctoral en el extranjero.

“La demanda por formación de calidad ha aumentado debido a la complejidad de la sociedad actual. La educación, en este sentido, es un pilar fundamental en el progreso de los pueblos, y nuestro estudio buscó analizar tanto la cantidad como la calidad de los doctorados en educación que se imparten en Chile, generando información útil para la toma de decisiones de universidades, autoridades y actores del sistema educativo”, explicó el Dr. Francisco Ganga, miembro del claustrodel Doctorado en Educación de la UTA.

El análisis evidencia que la expansión de la matrícula no ha sido homogénea. Más del 30% de las universidades chilenas no ofrecen programas de doctorado, y tres instituciones -la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica y la Universidad de Concepción- concentran casi la mitad de la matrícula nacional (47,71%). “El sistema crece en cifras, pero existe una fuerte concentración institucional que limita el acceso y genera dependencia de pocas universidades”, advirtió Ganga. Además, según el docente, la formación doctoral es compleja y difícil de sostener, ya que suele operar con cohortes reducidas y, en muchos casos, a pérdida económica para las universidades, lo que dificulta abrir programas en regiones con menor tamaño institucional y disponibilidad de especialistas.

Condiciones clave para la calidad

Un hallazgo central del estudio es que solo el 60% de los programas de doctorado en educación está acreditado, requisito esencial para que los estudiantes puedan postular a becas estatales. En 2022, nueve programas contaban con acreditación, con períodos que fluctuaban entre dos y seis años, concentrando más de la mitad de la matrícula nacional.

“La acreditación exige que los programas cuenten con cuerpos académicos calificados, con productividad comprobable, es decir, cinco publicaciones en cinco años, tres de ellas indexadas en WoS o Scopus. Solo así se garantiza la calidad académica, pues la falta de acreditación limita la demanda, restringe el acceso a becas y frena la expansión de la oferta”, afirmó el experto universitario.

Entre las debilidades detectadas destacan la baja proporción de académicos con grado de doctor -solo un 30% del total de docentes de jornada completa-, la fragilidad institucional, ya que entre 2007 y 2022 un 30% de los doctores egresó de universidades que luego cerraron o fueron cuestionadas por su solvencia, y la limitada disponibilidad de financiamiento estable y líneas de investigación consolidadas.

Formato consorciado y estrategia a largo plazo

En cuanto a los énfasis académicos -de los programas vigentes- abarcan áreas como enseñanza de la matemática, didáctica de las ciencias, formación docente, filosofía de la educación, políticas públicas, gestión, educación inicial y educación superior. Sin embargo, el número reducido de académicos ciñe la diversidad y sostenibilidad de las líneas de investigación.

Los autores de este documento proyectan que, a mediano plazo, los nuevos programas podrían desarrollarse en formato consorciado, debido a la complejidad para reunir el capital humano necesario y garantizar la calidad académica.

En su momento, hemos detectado con el equipo, que se requieren más doctores en educación para enfrentar los desafíos de calidad, equidad e innovación. Sin una estrategia de largo plazo que fortalezca la acreditación, el financiamiento y la investigación, la expansión de la oferta seguirá siendo insuficiente y concentrada. Además, es fundamental abrir la discusión a nivel regional, considerando también la realidad de los programas doctorales en América Latina y el Caribe”, concluyó Francisco Ganga, académico del Doctorado en Educación de la UTA.

Fuente: Universidad de Tarapacá

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