La reciente rutina de humor presentada en la Teletón por Luis Slimming, conocido como Don Comedia, fue bien recibida por muchos, logrando distraer y sacar risas. Sin embargo, esta vez la risa deja un sabor agridulce. “¿Se fue le presidente?, ahh claro, tiene costumbre de abuelito, ¿viste que se viste como uno?, yo pensé que iba a donar la boina”, señaló en su rutina. Esto es un estereotipo negativo sobre las personas mayores, perpetuando una práctica conocida como “viejismo”. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿qué efectos tiene este tipo de humor en nuestra sociedad, la más envejecida del Cono Sur para el año 2050 y en la vida de las personas mayores de hoy, pero también las que envejecemos día a día?
El viejismo es una forma de discriminación que afecta profundamente el bienestar físico y mental de los adultos mayores. Estudios internacionales han demostrado que el viejismo se asocia a demencia, depresión y mayores tasas de suicidio. En específico, los llamados “microviejismos”, es decir aquellas prácticas viejistas muy sutiles y que parecen inofensivas pero que son un tipo de violencia legitimada, van creando un imaginario social donde envejecer es motivo de burla. Este tipo de humor contribuye a reforzar la exclusión y el deterioro social de las personas mayores. Cuando nos reímos de características que representan a las personas mayores como “se duerme temprano” o “se viste mal”, estamos colaborando en la construcción de una imagen que no solo es injusta y que no se condice con la heterogeneidad de las vejeces actuales, sino que también dañina.
Otros comediantes chilenos, como Fabrizio Copano y Edo Caroe, también han recurrido en sus rutinas a chistes basados en estereotipos hacia las personas mayores. En sus presentaciones en el Festival de Viña del Mar, ambos han usado el humor para retratar al envejecimiento u hombres mayores como un grupo en decadencia, lo que genera risas, pero también refuerza una mirada simplista y reduccionista de la vejez. Al igual que en la rutina de Don Comedia en la Teletón, este tipo de humor parece inofensivo, pero en realidad contribuye a una narrativa social que menosprecia la experiencia y valor de las personas mayores.
Yo me pregunto, ¿por qué, en pleno 2024, seguimos recurriendo a los chistes basados en prejuicios contra grupos sistemáticamente oprimidos y vulnerados en sus derechos humanos, mientras que otros grupos ya están fuera de este tipo de alcance? Como sociedad, ya hemos reflexionado y evolucionado y hoy difícilmente se harían chistes basados en estereotipos negativos hacia las mujeres o disidencias sexuales, porque se entendió lo dañino de estas creencias sesgadas.
La mayoría de los comediantes han dejado de recurrir a ellos porque (espero) comprendieron las desigualdades que perpetúan. Entonces, ¿por qué no aplicar esta misma sensibilidad a las personas mayores? El humor es una herramienta poderosa para conectar con las personas, aliviar tensiones e incluso denunciar injusticias. Pero no deberíamos seguir aplaudiendo los estereotipos que afectan la manera en que las personas mayores se ven a sí mismos y son vistos por los demás. Por último, y entendiendo la gran influencia que tienen estos comediantes, les invito liderar un cambio en cómo percibimos y tratamos el envejecimiento, las vejeces y las personas mayores.
Es una oportunidad única para generar un impacto positivo y cambiar la cultura gerontofóbica en la que vivimos. Por las personas mayores de hoy, y también las del mañana. Porque en una sociedad que envejece, necesitamos todos los aportes posibles para construir un lugar donde el respeto y la dignidad estén al centro de cada etapa de la vida. Esperamos que el próximo escenario de comedia sepa captar esta oportunidad, y nos incite a reírnos sin distinciones, tengamos la edad que tengamos.