En un mundo donde la ciencia y la tecnología son los motores del progreso y la innovación, es fundamental garantizar un acceso equitativo para mujeres y niñas en áreas como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM). El Día de las Niñas y Mujeres en Ciencia nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que desempeñan las mujeres en estos campos y las persistentes barreras que enfrentan, especialmente en el ámbito de la educación técnico-profesional.
En Chile, el panorama educativo muestra una equitativa distribución de género en este subsistema de educación superior, con un 53% de mujeres matriculadas. Sin embargo, cuando se observan las carreras STEM, este equilibrio se desvanece abruptamente. Según datos proporcionados por SIES en 2022, apenas el 11.1% de los estudiantes en estos campos son mujeres.
Esta disparidad se refleja también en la Enseñanza Media Técnico Profesional (EMTP), en la que de una matrícula total de 160.303 estudiantes (datos abiertos Mineduc 2023), solo el 45.9% corresponde a mujeres. Esta brecha de género se intensifica aún más en sectores industriales clave como la metalmecánica, electricidad, construcción y telecomunicaciones, donde las mujeres representan una minoría significativa. Estos sectores, fundamentales para el desarrollo económico del país, ofrecen las mejores oportunidades laborales.
Esta inequidad no solo afecta las oportunidades individuales, sino que también obstaculiza el progreso y desarrollo sostenible de Chile al limitar la participación de mujeres en STEM, desperdiciando talento e inhibiendo la innovación en campos críticos.
La Educación Técnico-Profesional (ETP), con su enfoque práctico y conexión con las necesidades de la industria, desempeña un papel fundamental en la preparación de las futuras generaciones. En este contexto, emerge como un espacio clave para fomentar la participación de mujeres en estas áreas y para el desarrollo de competencias STEM desde etapas tempranas de la formación. Sin embargo, estudios recientes (Sevilla, 2023) revelan que, si bien las experiencias de aprendizaje de las competencias en STEM en educación media atraen a más estudiantes mujeres a continuar sus estudios en estos campos, por sí solas no son suficientes para cerrar la brecha de género.
Fuera de lo anterior y considerando además las desigualdades socioeconómicas, étnicas y geográficas que impactan las elecciones y experiencias de los estudiantes en la ETP, es esencial abordar estas disparidades y proporcionar apoyo, tanto dentro como fuera de las instituciones educativas para garantizar igualdad de oportunidades para todos.
Para superar estos desafíos, las instituciones de educación técnico profesional deben adoptar medidas para fomentar un ambiente inclusivo y alentar a las niñas a explorar estos campos. Esto implica desafiar activamente los estereotipos y promover la coordinación entre gobierno, sector privado e instituciones educativas para implementar políticas y programas efectivos que fomenten la igualdad de género en especialidades y carreras STEM desde la ETP. Solo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido podremos construir un futuro en el que todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollo y realización en áreas fundamentales para el progreso de nuestra sociedad.
La diversidad de género en ciencia y tecnología no es solo una cuestión de equidad, sino también de innovación y progreso. Al alentar a más niñas y mujeres a ingresar y permanecer en campos STEM a través de una sólida educación técnico-profesional, estamos cultivando una fuerza laboral más diversa, dinámica y capacitada para abordar los desafíos del siglo XXI.