SOLUCIONES.- 125 hectáreas de las regiones del Maule, Ñuble y La Araucanía, serán manejadas bajo un nuevo modelo agroalimentario, que busca entre otras cosas, disminuir emisiones de Co2.
Editada por Marco Saldívar González
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA, Temuco.- Cultivos de cobertura, cuidado del suelo y uso de biofertilizantes son algunas de las prácticas regenerativas que buscan potenciar en conjunto el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y Nestlé Chile, quienes firmaron un convenio para trabajar colaborativamente hasta 2026 con cinco de sus proveedores de trigo, principalmente, de las regiones del Maule, Ñuble y La Araucanía, los que en total suman 125 hectáreas que serán manejadas bajo este nuevo modelo agroalimentario.
El proyecto es pionero en el área de cereales a nivel nacional y busca apoyar a los productores en su transición hacia este modelo, con el objetivo de que aumenten su potencial de secuestro de carbono y reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero que se generan a raíz de la producción de cereales, avena y cebada.
“En Nestlé estamos convencidos de que la regeneración de los ecosistemas es el único modelo posible para enfrentar los desafíos de un mundo en emergencia climática, por lo cual estamos muy contentos de cerrar este acuerdo de colaboración”, señaló Andrés Eyzaguirre, director de asuntos corporativos y legales de Nestlé Chile.
El director aprovechó para resaltar que esta iniciativa “se suma al trabajo que realizamos en el sur de Chile con nuestros productores de leche fresca, quienes ya están implementando prácticas regenerativas. Con esto importante avance ampliamos el alcance de este modelo agroalimentario en Chile hacia los cereales, materia prima clave para muchos de nuestros alimentos”, enfatizó Eyzaguirre.
Por su parte, Iris Lobos, directora nacional de INIA, expresó: “Nuestra institución está fuertemente enfocada en liderar iniciativas que fomenten la transformación sostenible del sector agroalimentario nacional. INIA no solo genera variedades altamente competitivas y acordes a las necesidades de los productores y la sociedad.
En la misma línea, Lobos concluyó diciendo: “También mantenemos una vinculación activa de transferencia tecnológica con todos los actores, para implementar soluciones que optimicen procesos y se instauren bajo lógicas agroecológicas, donde la agricultura regenerativa es un eslabón relevante. Este convenio público-privado nos tiene muy contentos y comprometidos; esperamos que esta experiencia sea un piloto exitoso que pueda ser replicado en otros cultivos”.
CULTIVOS DE COBERTURA
Los cultivos de cobertura, también conocidos como abonos verdes. La técnica consiste en establecer un cultivo, en toda la superficie o, lo que es más frecuente, entre hileras de árboles o viñedos. También, se utilizan como cultivos de invierno en hortalizas de primavera/verano. Dicha cubierta debe establecerse y mantenerse activa, especialmente durante el otoño e invierno, época en que el suelo recibe gran parte de las precipitaciones y, por lo tanto, la pérdida de nutrientes por lixiviación es más activa.
Una manera de clasificar las coberturas es según su permanencia en el tiempo.
Cultivos de abono verde de invierno: leguminosas fijadoras de nitrógeno (por ejemplo, arveja, lupino, haba), los que son sembrados cada otoño y segados e incorporados en primavera. También las leguminosas se pueden sembrar en mezcla con cereales como avena o cebada.
Leguminosas forrajeras anuales de autosiembra, sembradas en otoño y manejadas durante la primavera y principios del verano, para permitir la resiembra natural.
Especies perennes, que pueden ser forrajeras como (ballica perenne, festuca, pasto ovillo) y/o leguminosas como (trébol blanco, lotera o alfalfa), sembrados en otoño y cortados para proporcionar un recubrimiento de suelo durante todo el año.
Fuente: https://biblioteca.inia.cl/.