En un hito histórico para Chile, por primera vez, sólo la energía eólica y solar generaron más electricidad que el carbón entre agosto de 2021 y septiembre de 2022, según datos recopilados por el Coordinador Eléctrico Nacional y la Comisión Nacional de Energía (CNE).
Pero esto no es azaroso, si no el resultado de una planificación seria y pensada a mediano y largo plazo, ya que en 2014 Chile fijó como objetivo que el 20% de su generación eléctrica proceda de energías renovables, poniendo como meta el año 2025. Sin embargo, su estrategia ha sido tan exitosa que lo logró mucho antes de lo previsto.
Actualmente, según cifras de las Generadoras de Chile, el país tiene un 57,8% de capacidad instalada correspondiente a fuentes renovables, mientras que el 42,2% corresponde a fuentes térmicas. Esto, obedece a que, entre otras cosas, existe un programa de descarbonización que busca eliminar progresivamente las centrales termoeléctricas para 2040 y, a ello se suma que, una vez más, Chile se ubica en los primeros lugares del ranking Climatescope elaborado por Bloomberg, y es reconocido como el mejor país para invertir en energías renovables entre los mercados emergentes del mundo, y el noveno a nivel global, consolidando su liderazgo en materia de energía limpia.
Y aunque Chile bajó tres posiciones en el ranking de EY de países más atractivos para la inversión, quedando en el lugar 17, mantiene su fortaleza de la disponibilidad de sus recursos naturales, su exitoso historial y una sólida cartera de proyectos que destacan en la innovación de tecnologías renovables.
Es así como los diversos indicadores confirman que Chile se ha transformado en un imán para las inversiones de energías renovables, entre ellas, el hidrógeno verde, donde avanza a pie firme, ya que posee todo el potencial para ser líderes a nivel global, y para ello, se están implementando planes estratégicos con visión de futuro.
El país está sentando las bases para lograr sus ambiciosos objetivos climáticos y el Estado ha dispuesto de una variedad de mecanismos para atraer la inversión que está encabezando el sector privado, y es ahí, donde el hidrógeno verde juega un rol clave, para generar un combustible limpio por medio de la electrólisis del agua, con energías renovables, y bajas emisiones.
En Air Liquide, estamos orgullosos de participar activamente alineados a la Estrategia Nacional del Hidrógeno de Chile, y sabemos que nuestro proyecto AMER (Antofagasta Energía Minería Renovable), será fundamental para el despegue del país en la industria. Esto, porque nuestro grupo construirá su mayor electrolizador en América de una capacidad de 80 MW, produciendo 30 toneladas por día de hidrógeno verde. También formamos parte del Plan del Aeropuerto de Santiago, Arturo Merino Benítez, lo que le permitirá convertirse en el primero de América Latina en operar con hidrógeno renovable.
Señales claras del mundo público y privado que están generando altas expectativas, lo que implica una serie de desafíos, ya que el país podría producir hidrógeno verde a bajo costo, incrementando su competitividad a nivel mundial.
Cabe señalar que en el marco de la COP 27, el Gobierno firmó acuerdos con el BID y el Banco Mundial para impulsar proyectos de hidrógeno verde, lo que permitirá a Chile acceder a préstamos por US$700 millones, que contribuirán al desarrollo de la industria y todo ello con incentivos donde se funde la inversión público-privada.
Estoy convencido que el hidrógeno verde es una de las claves para una transición energética exitosa en Chile y el mundo, y nuestra misión es seguir desarrollando soluciones que impulsen el desarrollo, a través de una economía productiva que sea sostenible y responsable con el medioambiente.