+NOTICIAS.- Desde Sonapesca destacan que el aumento de las ventas de jurel congelado y explican que esto se debe a que el recurso está sano y se extrae en forma sustentable, lo que estaría acreditado la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur (OROP-PS).
REGIÓN DE VALPARAÍSO, VALPARAÍSO.- Durante el año pasado las exportaciones totales del sector de la pesca y acuicultura de mejillones y algas (no salmonera), registró ventas por US$ 1.841 millones, lo que equivale a un incremento de 4.4% en relación a 2020, lo que se explica por el precio medio que alcanzó: US$ 2,14 por kilo, un 6,3% superior al 2020, ya que el volumen de producción exportada disminuyó un 1,7%.
Según información entregada por la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca F.G), destaca un incremento de un 63% de ventas por jurel congelado, equivalentes a US$ 246 millones, además de un aumento en el volumen de 227 mil toneladas, un 24% más que en 2020, siendo los principales mercados países de África como Nigeria, Costa de Marfil, Ghana y Burkina Faso entre los más relevantes.
Héctor Bacigalupo, gerente general de Sonapesca explicó la situación del jurel: “el recurso está en buen estado de salud y en su nivel óptimo, lo que técnicamente se denomina estado de plena explotación. De esta forma el jurel ha continuado su proceso de recuperación y que ya en 2020 se situó en un 150% del RMS (Rendimiento Máximo Sostenible) sobrepasando el nivel óptimo que es el 100%, y que significa que la pesquería puede reproducirse de forma adecuada y los volúmenes de extracción son sostenibles”.
ESFUERZO DE 10 AÑOS
Esto ha sido producto -informaron desde el sector- de un esfuerzo de más de 10 años, que requirió la formación de la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur (OROP-PS), organismo internacional que permite manejar las pesquerías en la alta mar, su comité científico internacional y una serie de medidas de manejo que han probado ser adecuadas, ya que el jurel muestra una recuperación sostenida durante los últimos 7 años.
Lo anterior permitió alcanzar la exigente certificación internacional en sostenibilidad bajo el estándar internacional más estricto, el Marine Stewardship Council (MSC), condición que ha permitido un nuevo aumento de la cuota para 2022, que facultará a Chile para capturar 581.000 toneladas, un 96% más que en 2015 (297.000 ton).
NUEVOS EMPLEOS
«Este manejo sustentable ha permitido incrementar el consumo de jurel a nivel nacional, generando nuevos empleos e inyectando importantes recursos a las economías locales, lo que representa una enorme satisfacción para la pesca industrial y su objetivo de aportar al desarrollo regional», se informó.
Asimismo, las ventas de choritos congelados crecieron un 12% en volumen exportado, alcanzando una producción de 98 mil toneladas, lo que equivale a un aumento de la venta en 9% equivalente a 271 millones de dólares.
Mientras, las exportaciones de otros pescados congelados y frescos como las merluzas, bacalaos y pez espada crecieron un 5% en valor en comparación con el año antepasado, lo que equivale a ventas por 117 millones de dólares. Al igual que las ventas por concentrados de omega 3, por sobre los 43,6 millones, con un aumento del 14%, que es muy relevante porque es una actividad que genera alto valor agregado a partir de productos más tradicionales, como es el aceite de pescado. Por su parte, la exportación de aceites y pescados crudos crecieron un 3% con ventas por 175 millones de dólares, gracias al aumento del precio que creció un 9%.
ALIMENTACIÓN SALUDABLE
Bacigalupo, explicó que, “uno de los compromisos del gremio es continuar desarrollando procesos de mejora, conservación e innovación de los productos del mar y abastecer con alimentación saludable y nutritiva a todos los chilenos y mercados donde se consume. Es por ello, que esperamos que continúe el incremento de productos del mar que son altos en omega 3”.
Sin embargo, también se registraron algunas caídas -explican desde el gremio-, como las exportaciones en valor de la harina de pescado que disminuyeron en un 13% de su valor (USD 392,7 millones) y 18% del volumen por diversos motivos, principalmente el cierre de zonas de pesca en las regiones del norte, justo en un año que la anchoveta ha tenido una distribución muy costera y, en menor medida, por paralizaciones voluntarias para evitar pesca de juveniles según indica nuestro programa de monitoreo y limitaciones sanitarias asociadas a la pandemia.