Durante este último año, hemos sido testigos del afloramiento de la inflación. Un fenómeno económico, que era muy común en los países desarrollados hasta la década de los 70 y que Chile logró erradicar a comienzo de la década del 90.
Para comprender este fenómeno económico, la definiremos como el alza sostenida del nivel general de precios (subida de todos los precios de los bienes). Esto es distinto a la subida de un producto en particular, ya que, en este caso, estaríamos frente a un shock de oferta, por ejemplo, la subida del petróleo por problemas geopolíticos en Medio Oriente, o el alza de frutas y verduras como consecuencia de las heladas de un invierno crudo (ambos ejemplos, no corresponderían a inflación, si no que a shock de oferta).
Como reapareció este fenómeno? Con el surgimiento de la pandemia los gobiernos establecieron medidas sanitarias restrictivas, tales como el confinamiento y cuarentenas, lo cual trajo como consecuencia la interrupción de producción de bienes, cierre de empresas y por consiguiente el aumento del desempleo. Para atenuar los efectos nocivos de la pandemia y del confinamiento, los gobiernos entregaron ayudas económicas tanto a las familias y empresas por medio de transferencias directas (estímulos fiscales), los bancos centrales establecieron estímulos monetarios, tales como baja de la tasa de política monetaria (tasas de interés) y compra de bonos para inyectar liquidez al mercado.
Como consecuencia, las familias continuaron consumiendo bienes y servicios, sin embargo, dado las restricciones sanitarias, las empresas tenían un bajo nivel de producción de bienes. Al existir menos bienes en el mercado y muchas familias tras esos bienes se generaron presiones inflacionarias, lo que gatilló un aumento generalizado de precios. En términos económicos correspondería a una fuerte expansión de la demanda agregada contra una baja expansión de la oferta agregada, lo que produjo presiones en los precios y su alza generalizada.
Entre otras causas, podemos mencionar la escasez de insumos de producción, alza en el precio de materias primas, incremento en el precio de energía y petróleo, fuerte incremento de demanda y paquete de ayudas fiscales junto a los estímulos monetarios.
En un comienzo se discutió si esto era un fenómeno transitorio o permanente, porque de eso dependerá cuán duro será el ajuste que aplicarían los bancos centrales como los gobiernos. Jerome Powell, presidente de la FED (Banco Central de EEUU), en un comienzo señalaba que esto era un fenómeno transitorio, pero hace pocos días admitió que esto era un problema estructural y adelantó la disminución total de compra de bonos para marzo en lugar de junio de 2022) y un aumento de la tasa de política monetaria para la primavera del hemisferio norte.
A nivel local, el Banco Central de Chile proyecta una inflación entre un 6,6% y 7% (lejos de su meta centrada en un 3%). Por lo que el Banco Central en su reunión de política monetaria de noviembre, decidió aumentar la TPM (tasa de política monetaria) en 125 puntos base (1,25%) hasta alcanzar los 2,75%, pudiendo llegar a 5% durante el 2022. Con esto se espera aumentar el costo de los créditos y así disminuir la obtención de créditos y el nivel de consumo.
Por su parte el Ministerio de Hacienda reducirá el gasto fiscal en un 22,5% en 2022. Tanto con las medidas adoptadas por el Banco Central como por el Ministerio de Hacienda, se espera llegar a los rangos de inflación que teníamos antes de la pandemia, en el transcurso de 2023.